COSAS CON VIDA

MARTIN CREED. Things/Cosas. Sala de Exposiciones Alcalá 31. Madrid. Del 15 de diciembre de 2011 al 26 de febrero de 2012.

A veces creemos que en el arte ya está todo hecho. Incluso cuando acudimos a una muestra como la de Martin Creed (Inglaterra, 1968), podríamos pensar que estamos viendo más de lo mismo, pero nos equivocamos.

Things/Cosas, primera retrospectiva del artista en España, es la denominación bajo la que se pretende agrupar un conjunto de obras que, en principio, sólo tienen la intención de estar presentes, de hacer existir. Una intención que va mucho más allá pues las obras reclaman al espectador, haciéndolo partícipe, consciente o inconscientemente, de la propia obra, algo que experimentó en piezas anteriores mostradas en España: La mitad de aire en un espacio dado (2000), expuesta recientemente, y Get out of my head! en La exposición invisible (2007) ambas en el MARCO de Vigo. Esta interacción es el significado de los ritmos creados, bien mediante el movimiento de cosas o luces, por Creed. Una producción que puede resultar familiar, como se decía antes, no sólo por sus citas casi directas a movimientos artísticos precedentes, sino también por lo absurdo de algunas de sus obras, como Work No. 11: Tow Objects (1989).

Y es que ¿quién no ha definido alguna vez como cosa a aquello que carece de interés o que no sabe explicar? Las obras de Creed, premio Turner 2001 y artista en el MoMA y el Pompidu, están dotadas de múltiples reglas que él mismo se impone, fruto de su educación artística en Glasgow, y que lo hacen finalmente saltárselas creando una obra de tipo minimalista y conceptual con dosis de ironía. La burla viene desde la enumeración de sus obras donde la palabra work hace referencia a los incontables sin títulos de los años 50 y donde el subtítulo es una traducción de lo que estamos viendo. El volumen formado por tablas de madera, Work No. 571 (2006), parece ser un levantamiento en 3D de lo que podría ser un suelo de André; las luces que se encienden y se apagan en Things (2000) son casi un guiño a Nauman, con una intermitencia añadida que hace que aparezca y desaparezca; y los murales pintados con líneas de colores, llenos de imperfecciones provocadas por el rodillo, podrían ser una ironía de ese minimal perfecto que creara Buren.

Es una forma de tomarse el arte con cierto humor, pues como dice Ángel González, el fumisme es una tendencia del arte contemporáneo presente desde las primeras vanguardias. Un humor que no carece de juego. El camuflaje del montón de folios en la recepción, Work No. 391, el escondite por todo el espacio expositivo de las bolas de Blu-Tack, o incluso las vitrinas con papel, demuestran ese aspecto lúdico del arte. Para Creed la unión de arte y vida es indiscutible, como lo fue para Fluxus, de ahí que transforme con una puerta abriéndose y cerrándose las experiencias diarias del trabajador del museo, o que conciba sus acuarelas de colores, cual expresionista abstracto, como “una grabación de una acción en directo, siendo el acontecimiento el movimiento de mi mano mientras pinto”, dice M. C.

La cuidada exposición, comisariada por C. Grau, muestra en un espacio recuperado para la ocasión unas obras iluminadas puntualmente con un carácter íntimo que contrarrestan la frialdad del antiguo Banco Mercantil e Industrial. El detalle de las cartelas, ajenas a la contemplación de la obra, permiten una apreciación de las piezas que son, tanto las cosas de las vitrinas, como las supuestas esculturas y los pequeños cuadros heredados del Art&Language, un trasunto del sonido de su vida, son cosas de Martin Creed “and his band”.

Carmen Gaitán Salinas

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